9 jun 2012

Convirtiéndose en Rover


Al escribir estas líneas, hay acampando en mi jardín un ejemplo vivo de lo que yo espero, que en amplia escala, sea el resultado de este libro.

Es un Rover de unos dieciocho años de edad, que se adiestra para ser hombre. Ha hecho una excursión larga con su mochila acuestas en la que lleva una tienda ligera; su manta, una cacerola para guisar y alimentos. 

Lleva también su machete y una cuerda. Y en su mano una horquilla muy útil, con una cabeza tallada por él mismo.

Además de esta carga, lleva consigo algo que es más importante: una sonrisa feliz, dibujada sobre su faz tostada por el clima.

Anoche durmió al aire libre a pesar del viento y la lluvia inclementes, y a pesar de que le di a escoger el dormir bajo techo. Con sencillez y riendo me dijo que había sido un verano muy caluroso y un poco de viento frío era un cambio que le haría provecho.

Ama al aire libre. Guisó sus alimentos y se construyó un refugio con todas las facultades de un viejo acampador.

Hoy, con los mejores resultados, ha estado enseñando a los Scouts locales a manejar el hacha y les ha demostrado que puede lazara un hambre con su cuerda sin errarle, que conoce los árboles por su corteza, y los pájaros por su canto, y puede escalar un árbol si es necesario. En conjunto un montero sano, alegre y competente. Sin embargo, este muchacho es un "citadino" que se ha hecho Hombre.

Como me lo confesó, en su vida ordinaria, es un aprendiz de maquinista en un taller de una gran ciudad: Le gusta salir al campo no solamente como un descanso en su trabajo, pues éste 1e interesa, sino para alejarse de las conversaciones sucias y del lenguaje asqueroso que sus compañeros de trabajo suponen ser cosa de hombres.

Me dijo que tenía que poner oídos de mercader en más de una ocasión, para no tomar parte en las conversaciones de sus compañeros, y que eso le proporcionaba pensamientos más limpios.

Pero ha avanzado más todavía, su ejemplo, más que su decisión, ha inducido a dos o tres de sus compañeros a interesarse en sus ideas y en sus excursiones, y ahora se han convertido en Rovers como él.

Con su ejemplo, ha dado a estos muchachos una nueva perspectiva en su vida y algo más alegre y más elevado por lo que vivir. Así ha prestado también un Servicio.

¿Eres tú tan eficiente como un hombre?

Por supuesto que sí. Puedes leer ye escribir y hacer todas esas otras cosas; .y..., por ejemplo, ¿puedes nadar?

Por supuesto que sí.

Y espero que sepas boxear con uno de tu mismo peso y repeler un ataque con una llave de jiu-jitsu. ¿Puedes llevar tus palos de golf, acechar un venado y pescar un pez grande sin ayuda, o necesitas que alguien lo haga por ti? ¿Puedes ordeñar una vaca? ¿Encender un fuego? ¿Cocinar tus propios alimentos?, o te morirás de hambre porque dependes de esta dama para que haga todas estas cosas sencillas por ti.

¿Puedes ir más lejos y ayudar a otras personas, por ejemplo, sabes cómo detener un caballo desbocado, salvar a una persona que se está ahogando, prestar los primeros auxilios en caso de que alguien tenga una arteria cortada?

Si no sabes hacer estas cosas pequeñas, debes inscribirte con los Rovers, ya que ahí las aprenderás con rapidez, así como muchas otras cosas útiles.

Haz recibido en las aulas una educación como uno de tantos, se te han enseñado los elementos generales de la ciencia y se te ha enseñado cómo aprender.

Ahora te toca a ti, como individuo, aprender por ti mismo, aquellas cosas que fortalezcan el carácter y que te ayuden a tener éxito en la vida haciéndote hombre.

Voy a mostrarte un camino, por lo menos, por el cual podrás lograr esto. Y es el de convertirte en Rover.

Baden Powell de Gilwell
Jefe Scout Mundial