Al escribir estas líneas, hay
acampando en mi jardín un ejemplo vivo de lo que yo espero, que en amplia
escala, sea el resultado de este libro.
Es un Rover de unos dieciocho
años de edad, que se adiestra para ser hombre. Ha hecho una excursión larga con
su mochila acuestas en la que lleva una tienda ligera; su manta, una cacerola
para guisar y alimentos.
Lleva también su machete y una
cuerda. Y en su mano una horquilla muy útil, con una cabeza tallada por él
mismo.
Además de esta carga, lleva
consigo algo que es más importante: una sonrisa feliz, dibujada sobre su faz
tostada por el clima.
Anoche durmió al aire libre a
pesar del viento y la lluvia inclementes, y a pesar de que le di a escoger el
dormir bajo techo. Con sencillez y riendo me dijo que había sido un verano muy
caluroso y un poco de viento frío era un cambio que le haría provecho.
Ama al aire libre. Guisó sus
alimentos y se construyó un refugio con todas las facultades de un viejo
acampador.
Hoy, con los mejores
resultados, ha estado enseñando a los Scouts locales a manejar el hacha y les
ha demostrado que puede lazara un hambre con su cuerda sin errarle, que conoce
los árboles por su corteza, y los pájaros por su canto, y puede escalar un
árbol si es necesario. En conjunto un montero sano, alegre y competente. Sin
embargo, este muchacho es un "citadino" que se ha hecho Hombre.
Como me lo confesó, en su vida
ordinaria, es un aprendiz de maquinista en un taller de una gran ciudad: Le
gusta salir al campo no solamente como un descanso en su trabajo, pues éste 1e interesa,
sino para alejarse de las conversaciones sucias y del lenguaje asqueroso que
sus compañeros de trabajo suponen ser cosa de hombres.
Me dijo que tenía que poner
oídos de mercader en más de una ocasión, para no tomar parte en las
conversaciones de sus compañeros, y que eso le proporcionaba pensamientos más
limpios.
Pero ha avanzado más todavía,
su ejemplo, más que su decisión, ha inducido a dos o tres de sus compañeros a
interesarse en sus ideas y en sus excursiones, y ahora se han convertido en
Rovers como él.
Con su ejemplo, ha dado a
estos muchachos una nueva perspectiva en su vida y algo más alegre y más
elevado por lo que vivir. Así ha prestado también un Servicio.
¿Eres tú tan eficiente como un
hombre?
Por supuesto que sí. Puedes
leer ye escribir y hacer todas esas otras cosas; .y..., por ejemplo, ¿puedes
nadar?
Por supuesto que sí.
Y espero que sepas boxear con
uno de tu mismo peso y repeler un ataque con una llave de jiu-jitsu. ¿Puedes
llevar tus palos de golf, acechar un venado y pescar un pez grande sin ayuda, o
necesitas que alguien lo haga por ti? ¿Puedes ordeñar una vaca? ¿Encender un
fuego? ¿Cocinar tus propios alimentos?, o te morirás de hambre porque dependes
de esta dama para que haga todas estas cosas sencillas por ti.
¿Puedes ir más lejos y ayudar a
otras personas, por ejemplo, sabes cómo detener un caballo desbocado, salvar a
una persona que se está ahogando, prestar los primeros auxilios en caso de que
alguien tenga una arteria cortada?
Si no sabes hacer estas cosas
pequeñas, debes inscribirte con los Rovers, ya que ahí las aprenderás con
rapidez, así como muchas otras cosas útiles.
Haz recibido en las aulas una
educación como uno de tantos, se te han enseñado los elementos generales de la
ciencia y se te ha enseñado cómo aprender.
Ahora te toca a ti, como
individuo, aprender por ti mismo, aquellas cosas que fortalezcan el carácter y
que te ayuden a tener éxito en la vida haciéndote hombre.
Voy a mostrarte un camino, por
lo menos, por el cual podrás lograr esto. Y es el de convertirte en Rover.
Baden Powell de Gilwell
Jefe Scout Mundial