26 jul 2011

La lección del carbon


Un hombre, que regularmente asistía a las reuniones de un determinado Grupo Scout, sin ningún aviso dejó de participar en sus actividades. Después de algunas semanas, una noche muy fría el jefe de aquel grupo decidió visitarlo. Encontró al hombre en casa, solo, sentado frente a una chimenea donde ardía un fuego brillante y acogedor. Adivinando la razón de la visita, el hombre dio la bienvenida al líder, lo condujo a una silla grande cerca de la chimenea y se quedó quieto, esperando una pregunta. Se hizo un grave silencio. Los dos hombres sólo contemplaban la danza de las llamas en torno de los troncos de leña que crepitaban.

Al cabo de algunos minutos el jefe, sin decir palabra, examinó las brasas que se formaban y cuidadosamente seleccionó una de ellas, la más incandescente de todas, retirándola a un lado del brasero con unas tenazas. Volvió entonces a sentarse, permaneciendo silencioso e inmóvil. El anfitrión prestaba atención a todo, pero inquieto. Al poco rato, la llama de la brasa solitaria disminuyó, hasta que sólo hubo un brillo momentáneo y el fuego se apagó repentinamente. En poco tiempo, lo que era una muestra de luz y de calor, no era más que un negro, frío y muerto pedazo de carbón recubierto por una leve capa de ceniza.

Muy pocas palabras habían sido dichas desde el ritual saludo entre los dos amigos. El jefe, antes de prepararse para salir, con las tenazas blandió el carbón retirado frío e inútil, colocándolo de nuevo en medio del fuego. De inmediato la brasa se volvió a encender, alimentada por la luz y el calor de los carbones ardientes en torno suyo. Cuando el dirigente alcanzó la puerta para irse, el anfitrión le dijo: “Gracias por tu visita y por tu bellísima lección. Regresaré al grupo. Buenas noches”.

¿Por qué se extinguen los Grupos Scouts?, muy simple:

Porque cada miembro que se retira le quita el fuego y el calor al resto. A los miembros de un grupo vale recordarles que ellos forman parte de la llama y que lejos del grupo pierden todo su brillo. A los jefes vale recordarles que son responsables por mantener encendida la llama de cada uno de los miembros y por promover la unión entre todos ellos, para que el fuego sea realmente fuerte, eficaz y duradero.

3 jul 2011

El Rover, el dirigente y la amistad

El roverismo es una alegre hermandad de camaradería, reto y servicio, en donde el dirigente de Clan se convierte no en un jefe, ni en la máxima autoridad, sino por el contrario en el hermano mayor, acompañante, asesor de los jóvenes que forman parte de esta gran familia, estando no delante ni atrás del Clan sino siempre al lado de ella, la cual tiene como particularidad su nombre, su estandarte, sus tradiciones, su historia y su pañoleta; pero que a su vez esta unido a un roverismo mayor a nivel local, regional, nacional e internacional.

Ser dirigente de Clan, es una gran experiencia y los que navegamos en nuestra propia canoa, los que hemos tenido grandes coordinadores de Clan y los que tenemos hermanos que nos acompañan y  son vivencia fiel del roverismo, tenemos la meta de hacer que la llama siga encendida, sintiéndonos orgullosos de gritar Servir, mientras forjamos roverismo donde se requiera hacerlo, para luego decir "cumpli mi etapa" y nos planteamos nuevos retos.

Recordemos siempre que uno no debe sentirse satisfecho solo por haber enseñado, sino de haber aprendido de los propios jóvenes; porque el dirigente que no tiene la sensibilidad de aprender de ellos, comprenderlos y reconocer que hasta los adultos nos equivocamos en ciertas situaciones tenemos la tendencia de creer que somos superiores a ellos ya sea por la edad, por los estudios o por el cargo que tenemos.

Hoy quiero decirle al Clan Rodas (Rover Dispuestos a Servir) muchas gracias chicos y chicas, por haber compartido su tiempo conmigo, por haber tenido la confianza de hablar de sus cosas personales, por haber compartido una gaseosa con papas fritas en el pasto o brindarme un abrazo de amistad sincero mientras me hacían cómplices de sus ideas. Hoy recuerdo la primera que estuve con ustedes en el Rovervox no cuidándolos sino conociéndolos y comprendiéndolos; y como última actividad compartí el CUTECARO llegando a la cima del cerro como meta ya planteada desde nuestra llegada a ese campo mientras comíamos un chifa.

No negare que los extrañaré pero también sé que ustedes seguirán un buen camino en el roverismo porque son buenísimos, cada uno de ustedes de la A a la Z; simplemente no se olviden de algo, que mientras hagan roverismo nos volveremos a ver porque esa es la ruta que yo sigo y allí siempre me encontrarán; lleven con orgullo pañoleta y no se olviden que ustedes siempre deben estar dispuestos a SERVIR.  

Andariagamente,

Su nuevo (y viejo) amigo Rover